Los
neurocientíficos han identificado varios motivos por los que el dormir antes de
tomar una decisión importante ayuda a elegir mejor. En la fase MOR, movimientos
oculares rápidos del sueño, nuestro cerebro suaviza las emociones negativas
guardadas en la memoria, las experiencias del día anterior reducen su carga
emocional después de dormir y nos sentimos en un mejor estado para afrontarlas.
Cuando
pasamos una noche sin dormir nuestra actividad cerebral en regiones que incrementan las situaciones hipotéticas se
elevan, la falta de sueño potencia las decisiones arriesgadas.
Al
dormir antes de decidir, despejamos nuestra mente, dejamos de analizar acerca
de las posibilidades entre una elección y otra, y nos liberamos del estrés de
creer que debemos decidir de manera inmediata.
Dormir
ayuda a organizar nuestros recuerdos, nos permite procesar la información
recibida durante el día y resolver problemas.
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